A cuatro años de la revuelta social, más allá de las simplificaciones, conversar sobre las causas y mirar sus impactos sociales y políticos es un ejercicio que permite situar, sin atajos, las tareas del presente. Es así que nos preguntamos por la vigencia de las...
Declaración de más de 130 figuras nacionales que solicitan no ceder al discurso que justifica el Golpe y fortalecer el compromiso de “Nunca Más”.
1.- A 50 años del Golpe de Estado civil-militar, hacemos un llamado para que esta conmemoración se asuma con la relevancia de un hito histórico fundamental que marcó a generaciones en Chile y el mundo entero. Vimos con horror cómo era derrocado a sangre y fuego no solo un gobierno elegido democráticamente y un presidente que murió en La Moneda defendiendo la democracia, sino también un proyecto de cambio social por vía pacífica, “la vía chilena al socialismo”, que, paradojalmente, fue bombardeado para instalar un régimen cuya crueldad y desprecio por la vida y la dignidad humana quedará en los anales de la historia de la humanidad.
2.- A cinco décadas de esta fecha, corresponde que el Estado de Chile lidere tanto la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado como el reconocimiento a la figura del presidente Salvador Allende como hitos centrales para la formación democrática de las actuales y nuevas generaciones. El gobierno debe asumir con convicción democrática que tanto el quiebre de la democracia como la muerte de un presidente que defiende con su vida la constitución y las leyes, no pueden ser relativizados con discursos que niegan la historia y socavan las bases mismas de toda institucionalidad democrática.
3.- Solo así podremos volver a dar sentido al Nunca más y honrar a las mujeres y hombres asesinados, detenidos-desaparecidos, torturados, exiliados y oprimidos por la maquinaria del horror que -desde el Estado- a sangre y fuego dominó nuestro país entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo del año 1990.
4.- Es también responsabilidad de los actores políticos, sociales y culturales no ceder el relato de quienes justifican el Golpe de Estado, minimizan el impacto y los efectos que esta tragedia tiene para la democracia, omiten la relevancia de la intervención extranjera, ocultan el brazo artero y criminal de la sedición de la extrema derecha, entre otros ejemplos. Estos discursos constituyen una lamentable complicidad intelectual con las horas más viles que ha vivido Chile en su historia, y replican la clásica fórmula de culpabilizar a las víctimas de los crímenes de sus victimarios.
5.- Los 50 años del Golpe de Estado se conmemoran en Chile en un contexto de retroceso de las fuerzas democráticas y progresistas luego de las derrotas electorales en el proceso constitucional vigente. Con ello, y como parte de la deriva conservadora, asistimos a la proliferación de discursos negacionistas que cuestionan no solo las violaciones de los Derechos Humanos y los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Estado de Chile contra hombres, mujeres y niños, documentados profusamente por la justicia y organismos nacionales e internacionales. Es por ello que con una mirada de futuro debemos asumir el compromiso de “Nunca Más” y su promesa de verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición, no como una consigna, sino a través de acciones y políticas públicas que además promuevan en todos los niveles la relevancia del respeto a los Derechos Humanos en una sociedad democrática.
6.- En ese marco nos parece necesario decir que mantenemos entre nosotros todas aquellas vidas brutalmente arrebatadas, como las de Gloria Ester Lagos Nilsson, Cecilia Miguelina Bojanic Abad, Jacqueline Drouilly Yurich, Nalvia Rosa Mena Alvarado, Elizabeth de las Mercedes Rekas Urra, Reinalda del Carmen Pereira Plaza, Gloria Ximena Delard Cabezas, Diana Frida Arón Svigiliskym, Michelle Marguerite Peña Herreros, María Cecilia Labrín Sazo, mujeres que al momento de su detención se encontraban embarazadas, mujeres detenidas desaparecidas por la dictadura civil-militar. Es hora de que en todos los rincones de Chile se pueda honrar dignamente sus memorias “para construir una sociedad mejor”.
7- Finalmente, hacemos un llamado a las fuerzas democráticas y progresistas del país agrupadas en partidos políticos, organizaciones sociales, culturales, de Derechos Humanos; a los intelectuales, trabajadores, y a todos quienes hacen parte de nuestra sociedad, a articularse en la defensa de la democracia y las libertades, hoy en riesgo con el avance de la ultraderecha parapetada en discursos neofascistas que, como 50 años atrás, representan un retroceso para la humanidad.
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