A cuatro años de la revuelta social, más allá de las simplificaciones, conversar sobre las causas y mirar sus impactos sociales y políticos es un ejercicio que permite situar, sin atajos, las tareas del presente. Es así que nos preguntamos por la vigencia de las...
Carta publicada el Mostrador el día 7 de Septiembre
Luego de las tomas y masivas manifestaciones, entre las que se contó la más grande movilización por el aborto libre en nuestro país, es un momento oportuno para valorar colectivamente los logros de este movimiento y para hacer frente a los muchos desafíos que ha dejado abiertos. La puesta en circulación del concepto “feminismo” en el espacio público -en los medios de comunicación, en las conversaciones cotidianas, en las calles, en las salas de clases y en las casas-, el develamiento de problemas largamente ocultados como el acoso y el abuso sexual que derivan de la violencia de género y la visibilización de la permanente lucha por reconocimiento y justicia sostenida por la comunidad LGBTI -y en particular por las mujeres lesbianas, trans y bisexesuales-, constituyen grandes avanzadas culturales de la reciente movilización. Construir e implementar un modelo de educación no sexista es uno de los grandes desafíos que se abren para abordar dichas problemáticas de forma estructural.
Sin embargo, vemos con preocupación el que, a pesar de esta decisiva irrupción feminista, la derecha y los grupos conservadores avanzan en Chile mientras que el disgregado mundo de la oposición se muestra incapaz de comprender la magnitud de los cambios políticos, simbólicos y culturales desplegados a escala del país. Las tensiones que el feminismo instala en la política son una posibilidad de renovarla creativamente. Para ello, el feminismo no puede ser nombrado superficialmente por los partidos para darles una cara más acorde a los tiempos sin que eso signifique una democratización del poder y una profundización de lo igualitario como alteración sustantiva de las clausuras antidemocráticas de la política tradicional; tampoco este impulso puede terminar diluyéndose o alimentando proyectos que -en nombre de las mujeres- acaben consolidando la mercantilización de los derechos sociales y la precarización de nuestras vidas.
Creemos que el feminismo debe operar como un vector de articulación de un proyecto político que interprete a quienes viven a diario las consecuencias del neoliberalismo: trabajos precarios, endeudamiento, privaciones de derechos y vulneración de las condiciones de existencia. Para ello será necesario evitar que al feminismo se lo encierre en ciertos ámbitos específicos “de mujeres”; habrá que ir más allá de las políticas de cuotas, de paridad y de las denuncias de acoso y abuso sexual, para pasar a la denuncia de las profundas desigualdades sociales, del maltrato económico y de la ideología sexual dominante que hace que las mujeres valgamos menos. Será preciso también que el feminismo permee las luchas del sindicalismo, de la educación, de la seguridad social y las pensiones, de la diversidad sexual, de la salud, de la vivienda, del medioambiente, de la democracia y la política y se vuelva una conexión transversal en las batallas culturales, políticas y sociales que se libran hoy. En esta línea, vemos también la necesidad de perspectivar una recuperación de nuestra memoria de forma crítica. Para retomar el camino que grandes luchadoras sociales impulsaron por democracia en la calle, en la casa y en la cama, nuestra historia reciente no puede ser resuelta desde la impunidad.
Las aperturas del feminismo nos ponen como tarea la construcción de un proyecto político transformador para las mayorías sociales. Hacer que el feminismo avance social y políticamente, ganar posiciones culturales que modifiquen el orden establecido, pelear alternativas de sentido y de acción que nos hagan saber que otro mundo es posible son los desafíos que nos quedan después de este “mayo feminista” que ha dado un nuevo y esperanzador impulso a las luchas democráticas en el Chile actual.
Diálogos Feministas Nodo XXI: Beatriz Sánchez, Camila Rojas, Nelly Richard, Faride Zerán, Orietta Fuenzalida, Diamela Eltit, Claudia Mix, Constanza Valdés, Marcela Sandoval, Jimena Aguirre, Cinthya Jara , María Isabel Matamala , Olga Grau, Paula Quintana, Alejandra Castillo, Gloria Maira, Karina Oliva, Rosario Olivares, Natalia Corrales, Mia Dragnic, Daniela Quintanilla, Sofía Brito, Camila Miranda, Daniela López, Pierina Ferretti, Luna Follegatti.
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La Fundación NodoXXI es una organización sin fines de lucro cuyo ánimo es contribuir con elaboración de pensamiento y herramientas prácticas a revertir la crisis de incidencia de las mayorías en la definición de los destinos de nuestro país.
El trabajo de Nodo XXI se estructura en torno a la promoción de diálogos, debates y acción, la formación de dirigentes y la elaboración de estudios, propuestas y opinión. Esto, con la perspectiva de pensar un proyecto alternativo al neoliberalismo que permita hacer de Chile un país inclusivo, justo y democrático.