A cuatro años de la revuelta social, más allá de las simplificaciones, conversar sobre las causas y mirar sus impactos sociales y políticos es un ejercicio que permite situar, sin atajos, las tareas del presente. Es así que nos preguntamos por la vigencia de las...
Una defensa férrea a la vida plantea la Fundación Nodo XXI ante la crisis social y la pandemia. Así lo ratifica su director Víctor Orellana, en entrevista con “Política en vivo” en radio Universidad de Chile junto a los periodistas Yasna Lewin y Felipe Pozo, donde releva la importancia de proteger la salud ante el Covid19, al momento de analizar la crisis social, y el futuro del proceso constituyente.
En esa línea y ante la disyuntiva del respeto por el calendario electoral, Orellana es claro: “El proceso constituyente tienes que protegerlo porqué…lo que está ocurriendo en el mundo y no pasa solo en Chile, es que hay un cuestionamiento muy serio, porque la humanidad no está preparada para este tipo de eventualidades; es decir no existen los sistemas de salud, de solidaridad, ni de cuidados de la sociedad para poder hacer frente a esta cuestión. En el caso chileno nosotros íbamos a discutir la necesidad de construir los espacios de solidaridad donde hubiese protección de la vida, durante el proceso constituyente; entonces es un proceso muy necesario”. Añade además que “por supuesto que se deben tomar los recaudos para proteger la vida de las personas, pero suspender el proceso constituyente es jugar con fuego, porque las causas que lo gatillaron, los malestares no se han ido, no se han terminado”.
El sociólogo grafica que “el problema es que las causas que generaron el proceso constituyente siguen ahí, y me parecería muy irresponsable tratar de suspenderlo “por secretaría” bajo el recurso de la doctrina del shock. Y el cálculo de que esta es una derrota política del gobierno, es un cálculo muy pequeño. Es decir cuidemos la vida por sobre todo, pero no intentemos imponer agendas particulares; no corresponde”, enfatiza Orellana.
Respecto del rol de la oposición, manifiesta que “no hay que confundirse con un falso dilema de la oposición, si es colaboracionista o si es obstruccionista; el papel de la oposición va a otro lugar. A veces nos olvidamos que el proceso constituyente no es un proceso para los políticos, ni para la oposición, ni para el gobierno. Los procesos constituyentes generan regímenes políticos los producen, pero los procesos constituyentes son principalmente de la sociedad, de la gente y no son ni para proteger ni para criticar a un gobierno; son procesos en que la sociedad rediscute sus modos de convivencia, el modelo de desarrollo, su régimen político, entre otras cosas. La clase política tiene que entender que el proceso constituyente no es de ellos”.
Ante la situación de revuelta que comenzó en octubre, Víctor Orellana sostiene que “si uno va a su origen lo que estalla, precisamente es una sociedad que tiene muy pocos espacios de certeza para la vida. Toda la vida se experimenta con una tremenda cuota de incertidumbre. Es decir, si te enfermas no sabes lo que va a pasar, no sabes si en unos meses más vas a tener o no trabajo, no tienes certidumbre sobre la vejez; entonces con la pandemia esas cosas se agudizan. La incertidumbre aumenta; así la presión social se va a manifestar”.
Asimismo pone sobre la mesa el desafío actual que apunta a que “las fuerzas democráticas y la oposición trabajen con esa sociedad, para impedir que el gobierno y los sectores de la derecha utilicen la pandemia como un cierre por decreto del proceso constituyente”.
Crisis social y Pandemia
La pandemia atraviesa al país en plena crisis social post estallido, y allí nace un nuevo escenario de futuro que mantiene abiertas las demandas ciudadanas y más aún las amplía con nuevas necesidades. Ante ese marco, el director de Nodo XXI reflexiona y acusa que “hay un sector aventurero de la derecha que está jugando con fuego, y básicamente el discurso que plantea es que acá el que no obedece está contra la vida, pero pasa que las medidas que ellos proponen traen letra chica y en las regulaciones que son de ayuda a la pyme se termina metiendo Ripley” ejemplifica respecto de la Ley de Protección al Empleo.
Ahonda en el momento en que en Chile se detiene el retail, “que es la gran fuerza que moviliza el empleo, allí se detiene toda la economía informal que orbita en torno a eso y ¿qué hace el gobierno?, le dice a los bancos: ustedes préstenles plata, porque el Estado chileno no tiene mecanismos de asignación directa, porque no los ha construido. Durante décadas de gobiernos democráticos los brazos del Estado para llegar a la ciudadanía fueron los bancos y eso lo sabemos bien en Educación, por el CAE y los colegios particulares. Entonces, todos esos paquetes de ayuda vienen con una letra chica que va a complicar las cosas, no las van a beneficiar”, advierte el sociólogo.
Tras ese escenario, Orellana manifiesta que se debe abandonar la crítica sin construcción. “De las cosas buenas que se han hecho en el contexto de la oposición, está el tema de la renta básica de emergencia, que es una solución directa a la gente y no pasa por los bancos. Ahí hay una clave que permite canalizar estas expresiones sociales con medidas que ayuden a la situación y no simplemente terminen en una actitud acrítica, de obediencia, con un gobierno que está controlado por los sectores ultra, que quieren usar la crisis para una agenda particular y bastante extrema”.
Agrega que “la izquierda y acá sumo a la izquierda nueva; tenemos una responsabilidad de pasar de la denuncia fácil, al punto en que somos capaces de hacer planteamientos que cuiden mejor la vida, y que por lo tanto construyan mecanismos institucionales más allá del gobierno y allí además no tenemos que ser sectarios. Es necesario construir alianzas incluso que puedan ir más allá de la izquierda, pero la unidad no es un bien en sí mismo”, sentencia el investigador.
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El trabajo de Nodo XXI se estructura en torno a la promoción de diálogos, debates y acción, la formación de dirigentes y la elaboración de estudios, propuestas y opinión. Esto, con la perspectiva de pensar un proyecto alternativo al neoliberalismo que permita hacer de Chile un país inclusivo, justo y democrático.