A cuatro años de la revuelta social, más allá de las simplificaciones, conversar sobre las causas y mirar sus impactos sociales y políticos es un ejercicio que permite situar, sin atajos, las tareas del presente. Es así que nos preguntamos por la vigencia de las...
Entrevista de Ma. Soledad Vial al Presidente de Nodo XXI y director de Sociología FACSO Universidad de Chile, Carlos Ruiz Encina, publicada originalmente el domingo, 24 de diciembre de 2017 en el cuerpo de Reportajes de El Mercurio.
El intelectual identificado con el bloque anticipa una reorganización «a lo largo y ancho» del espectro político. Señala que el frentamplismo «se construyó de una manera muy apresurada en torno a la dinámica electoral; se encontró una fórmula que mantuvo la unidad, pero hoy es insuficiente para la fase política que se abrió».
«Chilezuela» versus «Chilemania», «llegó Piñera y vuelve el exilio»… Cree que los miedos y recriminaciones tomaron suficiente de la conversación política de estas últimas semanas y llegó la hora de entrar al fondo. «Viene un periodo de reorganización política, a todo lo ancho y largo del espectro», dice el sociólogo Carlos Ruiz, el ideólogo del frenteamplismo que es crítico de su propia coalición, pese al éxito electoral de su nueva bancada parlamentaria y al inesperado 20% que consiguió su candidata presidencial.
«Habrá que acostumbrarse al vértigo», anticipa, de la reingeniería que está recién comenzando. En la derecha, con los pasos que dará José Antonio Kast -«lo suyo no fue una candidatura presidencial, fue organizar un nicho para construir de ahí»- y los intentos por «oxigenar» de gente como Daniel Mansuy o el UDI Jaime Bellolio. «Me parece una persona mucho más interesante que (Felipe) Kast» dice, sin evadir que lo más agresivo correrá por parte de la centroizquierda, de la Concertación, como insiste en llamar a la Nueva Mayoría, «que tratando de jugar a la retroexcavadora, se retroexcavaron a ellos mismos».
¿Por qué se niega a reconocer a la Nueva Mayoría?
Fue un intento muy efímero y con una tensión bastante grande, porque la dificultad no estuvo en la derecha o en la «calle», estaba adentro de la propia Concertación. Ejemplo, una de las cuestiones más rimbombantes del Gobierno, como la gratuidad en educación, se presentó con un nivel de demagogia, en dirección a consagrar la educación privada con subsidio estatal; no se abrió a considerar el problema de la reconstrucción de la educación pública. No tiene nada de raro que Piñera lo tome. Eyzaguirre podría ser un excelente ministro de Piñera.
«El tema de la Concertación dificulta la unidad»
¿Y cuál es su pronóstico respecto del futuro de la centroizquierda?
No creo que la reorganización política venga por conglomerados partidarios, será más transversal; Laura Albornoz (DC) está a la izquierda de Pilar Armanet y Nicolás Eyzaguirre (PPD). Se le han pasado muchas cuentas a la Democracia Cristiana y, la verdad, ¿qué quedó del PPD?
Guido Girardi, el hombre fuerte del PPD, es un admirador y ha tendido varios puentes al Frente Amplio.
El dato relevante es que el Frente Amplio se consolidó y tiene todas las posibilidades de consolidarse como fuerza política. Tiene que ver qué va a plantear. Lo fatal es caer en la receta antigua, en la política antigua.
«Uno de los grandes problemas del FA para madurar como proyecto es tener una deliberación interna, abierta, transparente sobre la Concertación. Hasta ahora ha sido su máximo tabú y es absurdo, es un debate fundamental».
«Antes de que hubiera acuerdo interno, alguna gente salió corriendo a decir ‘yo voto por Guillier sí o sí’ o ‘en ningún caso voto por él’. Soy muy crítico de ambos, es no tener voluntad de coalición. Nunca me simpatizó Guillier, nunca fue claro, pero llamé a votar por él, por la unidad».
Esa ambiguedad, ¿viene por su heterogeneidad, por los 14 movimientos que lo componen, o es parte de su herencia concertacionista?
Muchas de las historias de los personajes son muy vinculadas a la Concertación. Lo dijo Bachelet cuando habló de los «hijos de…». Eso ha dificultado un debate honesto, respetuoso, en un momento vital, un sine qua non para el despegue. El FA no va a ir a ninguna parte con complejos edípicos respecto de la Concertación. Es comprar boletos del Titanic sabiendo que se hunde. Sería fatal. Es como hacer un pacto en una funeraria. La Concertación cumplió su ciclo histórico, podemos discutir qué se toma y que no, y a partir de eso plantear una nueva concepción de derechos que permita una nueva concepción del Estado.
«Hay que reconocerlo, tenemos una bancada tremendamente heterogénea en historias, en perfiles, en significados. Hay gente que viene de la experiencia concreta de construcción de fuerzas sociales en el centro del malestar de la sociedad chilena; otros no. Esa heterogeneidad puede confluir en una acción política coherente si resuelve ciertos puntos, uno de los más neurálgicos es el tema de la Concertación porque dificulta la unidad dentro del FA».
«Muchos han visto en el FA un artefacto que ayuda a resolver tensiones internas»
Dueños de una bancada de 21 parlamentarios y de un 20% de la votación presidencial, ¿por qué tanto apuro en acordar cargos y comisiones parlamentarias con la Nueva Mayoría? Se parece a la vieja política…
Las tratativas individuales son fatales para el FA. Van a desdibujar la posibilidad de una política coherente y la principal tensión que cruza esa coherencia es la presión de la Concertación.
«Muchos han visto en el FA un artefacto que ayuda a resolver tensiones internas que la propia Concertación no ha podido resolver. Eso achicaría su destino histórico y no le permitiría ser proyecto, sería más bien un satélite de la Concertación. Yo, al menos, tengo una perspectiva más refundacional de la política».
«Creo que todos estamos de acuerdo en que Chile cambió social y culturalmente muy aceleradamente y que las instituciones deben ajustarse a ese cambio. Podemos discutir qué, hasta dónde, pero cerrarse a los cambios y jugar a la política del miedo es lo más fatal. El FA se construyó de una manera muy apresurada en torno a la dinámica electoral, se encontró una fórmula que mantuvo la unidad, pero hoy es insuficiente para la fase política que se abrió».
Ya se definieron como oposición a Piñera, ¿una oposición cerrada, ni sal ni agua, o hay espacios de diálogo, de acuerdos?
Dependerá mucho de la forma en que se articule el debate en la derecha. La iniciativa la tiene el Gobierno. Yo estaría en una lógica de las transformaciones que buscamos, no en una oposición per se a personas o a personajes. Tengo la impresión de que en educación no habrá grandes variaciones, y me impresiona que el público de la Concertación se espante, «Piñera va a seguir con la gratuidad», pero si el rector de la U. Autónoma y personajes del PPD en las universidades privadas fueron los principales beneficiados con la gratuidad de Bachelet. «Uno de los grandes problemas del FA para madurar como proyecto es tener una deliberación transparente sobre la Concertación. Hasta ahora ha sido su máximo tabú y es absurdo».
«Mucha gente de Beatriz Sánchez en segunda vuelta, y sé que ha costado reconocerlo, votó por Piñera».
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