Las movilizaciones populares de octubre de 2019, y la abrumadora mayorĆa alcanzada en el plebiscito por el Apruebo, abrieron una oportunidad histórica para transformar el Chile neoliberal. Sin embargo, se trata de un desafĆo que debe revertir casi cinco dĆ©cadas de desarticulación social y polĆtica de las grandes mayorĆas.
Derrotar al neoliberalismo no serÔ fÔcil. Quienes luchamos por transformaciones radicales debemos enfrentar una aguda fragmentación de demandas e intereses populares. La movilización social que abrió el proceso constituyente provino de casi dos décadas de diversas luchas de resistencia a este neoliberalismo extremo, cada una con su propia bandera Esto nos plantea la necesidad de abrir un diÔlogo y concentrar esfuerzos, para evitar una dispersión que usen las fuerzas conservadoras para vetar cambios sustantivos.
Existen enormes expectativas sobre el proceso constituyente, y la frustración popular puede desembocar en una mayor y prolongada crisis social y polĆtica. Para superar el modelo neoliberal no serĆ” suficiente solo corregir las reglas del parlamento y los partidos. La sociedad desconfĆa profundamente de la polĆtica y exige participar de la toma de decisiones. Esta situación demanda ir mĆ”s allĆ” de la representación polĆtica y entregarle mĆ”s poder a la ciudadanĆa organizada. Esto implica asumir que la Convención Constitucional no serĆ” el punto de cierre de todo este proceso, sino el inicio de un camino en que la sociedad debe ser la principal protagonista de los cambios.
La desigual distribución del poder, de reconocimiento de intereses sociales diversos, de participación y de decisión, es la madre de todas las desigualdades. Es por ello que debemos concentrar energĆas en lograr que las organizaciones sociales tengan un reconocimiento institucional para contrapesar la enorme concentración de poder del gran empresariado.
El objetivo estratĆ©gico para derrocar al neoliberalismo, y garantizar efectivamente los derechos sociales que demanda la ciudadanĆa, es entonces ampliar radicalmente la democracia, entregĆ”ndole poder al pueblo de Chile para participar y decidir sobre el modelo de sociedad, la economĆa y sus propias vidas.
Por ello, que la nueva Constitución debe garantizar algunos principios fundamentales:
Primero, debe reconocer a la ciudadanĆa organizada como sustento de la convivencia democrĆ”tica, consagrando su derecho a organizarse y participar de manera vinculante sobre los aspectos mĆ”s relevantes de la vida social.
Segundo, la participación ciudadana no puede reducirse al voto, sino que deben consagrarse mecanismos de control, vigilancia y decisión del pueblo sobre las y los representantes del poder polĆtico, y las instituciones que regulan la economĆa y que resguardan el orden pĆŗblico.
Tercero, esta participación directa no puede limitarse al control a los representantes, sino que se debe fortalecer el protagonismo de la ciudadanĆa organizada sin mediaciones. Esto significa otorgar poder a la ciudadanĆa para participar directamente en la construcción de la vida pĆŗblica.
Cuarto, la nueva Constitución debe tener como uno de sus ejes fundamentales una sociedad de cuidados, teniendo como base la igualdad entre los gĆ©neros y el principio de paridad democrĆ”tica en todos los Ć”mbitos de la vida social. Debe relevar al feminismo como un principio de distribución del poder y redistribución del sostenimiento de la vida, en la base de la construcción del Estado, la participación ciudadana y las polĆticas pĆŗblicas.
Quinto, la nueva Constitución debe garantizar condiciones reales para que la ciudadanĆa organizada ejerza los derechos de asociación y participación, mediante el financiamiento estatal a sus asociaciones y un fuero social que proteja el tiempo necesario para ejercer las actividades asociativas.
Estamos convencidos que para derrocar al neoliberalismo la Ćŗnica herramienta efectiva es la ampliación radical de la democracia y la participación permanente de la sociedad en la vida polĆtica. Los partidos y las instituciones polĆticas son fundamentales, pero es necesario establecer mecanismos que profundicen la democracia y redistribuyan el poder polĆtico, económico, social, sexual y cultural monopolizado por dĆ©cadas por el gran empresariado y los partidos que lo protegen.
Las y los firmantes hacemos un llamado a todas las fuerzas democrĆ”ticas y a la ciudadanĆa organizada a confluir en estos objetivos a alcanzar en la Convención Constituyente.
Ante la fragmentación de las fuerzas antineoliberales y la capacidad de colonización empresarial sobre amplios sectores polĆticos hacemos un llamado urgente a una unidad estratĆ©gica de acción y criterios, para enfrentar el proceso constituyente.