A cuatro años de la revuelta social, más allá de las simplificaciones, conversar sobre las causas y mirar sus impactos sociales y políticos es un ejercicio que permite situar, sin atajos, las tareas del presente. Es así que nos preguntamos por la vigencia de las...
25.11.2021
Nosotras -las mujeres, lesbianas, travestis, trans, intersex, no binaries, negras, indígenas, mujeres de color, trabajadoras, de la izquierda, madres, cuidadoras- representamos una fuerza política vital y potente en las calles, en las organizaciones, y somos el sujeto de cambio más dinámico en la actualidad. El movimiento feminista es el movimiento más importante de repolitización de la vida, incorporando a las y les jóvenes, para dar continuidad al proyecto de política que iniciaron nuestras ancestras. En Argentina, es la punta de lanza y bastión de resistencia anti neoliberal. En Brasil y en Europa es la oposición contra el fortalecimiento de la ultraderecha y los conservadurismos. En Chile fue central como fuerza de empuje y de organización en revuelta popular y hoy es una de las principales fuerzas que orienta y articula el proceso constituyente hacia un horizonte transformador.
Por ello sentimos la urgencia de disputar también el poder político. Con un pie en los movimientos y otro en las instituciones, tenemos en nuestras manos la posibilidad de construir una política que ponga la vida en el centro, una política feminista, antiimperialista, antirracista, anticolonial, contra el antigitanismo y las políticas LGBTfóbicas. Ese horizonte precisa democratizar profundamente las estructuras políticas e institucionales, porque las luchas por los derechos sociales y democráticos son inseparables.
Vemos, sin embargo, que el camino está plagado de obstáculos. En primer lugar, porque históricamente las reglas del juego que las instituciones tienen son excluyentes para los sectores populares, para quienes tienen responsabilidades de cuidados, para quienes han sido sistemáticamente excluidas por los procesos de empobrecimiento, racialización y desvalorización. Pero para quienes llegan, luego de mucho esfuerzo individual y colectivo, existen múltiples formas de violencia antes, durante y después del período electoral. Estas violencias buscan tanto amedrentar y expulsarnos de las luchas, como trabar toda iniciativa progresiva y por eso son una cuestión de calidad democrática del debate político.
En esta Alerta internacional denunciamos y nos pronunciamos contra las violencias políticas e institucionales, en todas las formas que toman en cada país y región. Y nos convocamos a luchar para una vida que merezca ser vivida.
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Se ataca a lo que se teme. Denunciamos la violencia política como la herramienta más eficaz para impedir que llevamos adelante nuestros mandatos y que nuestras demandas de cambio se vuelvan políticas institucionales. La violencia es la forma que adquiere el poder hegemónico para mantener el estado actual de las cosas. Con las amenazas físicas, simbólicas, el lenguaje de odio en las redes sociales, buscan disciplinar y silenciar formas disruptivas de políticas feministas y de derechos humanos. Denunciamos además el avance de la necropolítica y los ataques antiderechos en diversas partes del mundo donde se multiplican los femicidios y crímenes de odio en general.
En Brasil, el bolosonarismo instala un proyecto político hegemónico racista, genocida y blanco, que también está presente en otros lugares de Latinoamérica. Desarrolla una política pensada para matar a mujeres y personas negras que somos mayoría en Brasil, aniquilar nuestros cuerpos y excluir nuestros proyectos políticos. A Marielle Franco la mataron por ser una activista y legisladora, negra, LGBTQIA+, favelada, antirepresiva, en Río de Janeiro. Su femicidio tuvo como objetivo intimidar y hacer retroceder a las mujeres negras en su conjunto. Sin embargo, luego del hecho, más mujeres fuimos candidatas y elegidas por voto popular. De ellas las parlamentarias negras y trans de Brasil. son quienes más sufren ataques de odio. La transfobia es parte del proyecto hegemónico.
En Chile la violencia política contra mujeres que ocupan cargos de elección popular se ha expresado con fuerza en la Convención Constituyente, donde las mujeres representantes de pueblos indígenas, como la presidenta de la Convención Elisa Loncón y la machi Francisca Linconao, autoridad espiritual mapuche, han sufrido reiteradas agresiones tanto al interior de la Convención como en redes sociales. Ataques similares han sufrido defensoras medioambientales, luchadoras por el derecho al agua y militantes feministas. Además, hace pocos días el candidato del fascismo ha obtenido la mayoría en la primera vuelta de la elección presidencial, lo que representa una amenaza para la vida de mujeres, niñas, disidencias, hermanas migrantes y al conjunto de los pueblos.
Si bien estos son ejemplos extremos, la violencia política e institucional se manifiesta y sigue creciendo en distintas partes del mundo. En el Estado español como en Alemania, la violencia política machista toma como blanco privilegiado a las mujeres que participan en organizaciones de izquierda, que sufren amedrentamiento y amenazas. Para ellas, el ámbito digital deja de ser un lugar de expresión democrática y empoderamiento. Esto también ocurre con otras mujeres públicas como activistas de base, periodistas, artistas. Lo vimos una vez más en el ataque contra la revista Pikara en el Estado español.
Aún dentro de las organizaciones de izquierda también hay machismo y racismo, reproduciendo formas de la derecha en los modos de construcción. Muchas veces nuestros derechos aparecen segregados, o existen cambios discursivos no se llevan a la práctica. En cambio, decimos: no queremos solo participar, queremos también decidir sobre la distribución de los presupuestos. Luchamos porque nuestros partidos sean más feministas y antirracistas, con políticas hacia adentro y afuera que se centren en el buen vivir, es decir, la apuesta por una sociedad donde la vida de las mayorías esté colocada en el centro.
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Nuestras propuestas para democratizar la política, para desarmar las estructuras machistas y racistas, surgen de lo que hacemos, de nuestra experiencia colectiva:
- Debemos fortalecer la relación entre los movimientos sociales, las calles, nuestras organizaciones y la participación institucional. Cuando logramos tener representantes de nuestras organizaciones en el Estado, muchas veces las lógicas institucionales tienden a individualizar, rompiendo la relación entre las personas y las construcciones colectivas. Es importante seguir protegiendo y acompañando a lxs delegadxs que suelen estar más expuestxs a las violencias y fortalecer las instancias de construcción colectiva de los mandatos, las políticas y las propuestas, así como garantizar la presión social que permita instalar transformaciones.
Estamos ensayando estrategias para la participación directa y democrática desde el nivel local hasta los más generales. En los mandatos colectivos en Brasil, nos presentamos a elecciones
- como un equipo y trabajamos en el parlamento colectivamente, por más que se permita una sola persona como representante. Por otra parte, los cupos femeninos o para personas negras e indígenas en las candidaturas impulsan un cambio integral de las relaciones de poder en los espacios mixtos institucionales y funcionan como mecanismos democratizadores. Otra estrategia -que practicamos en diferentes regiones-, es invitar a representantes de los movimientos y sectores sociales (trabajadorxs, personas gitanas, migrantes, mujeres, trans, afrodescendientes o con discapacidad) a las audiencias en el Parlamento, para que sean protagonistas de sus propias reivindicaciones y puedan exponerlas frente a todos los diputados y diputadas. Igualmente, necesarios para esta articulación son los espacios político-pedagógicos, donde discutimos colectivamente temas de política institucional y poder legislativo en conjunto con colectivos populares.
- Vemos necesario desarrollar estrategias de seguridad, de cuidado y autodefensa, contra sectores oligárquicos y de derecha, tanto como protocolos contra la violencia machista en nuestros espacios. Consideramos además que la violencia política digital de género tiene que ser tematizada en nuestras organizaciones de izquierdas y en el movimiento feminista y se tienen que desarrollar instrumentos (protocolos internacionales de cuidados de datos, de seguridad digital, criterios de cuidados, etc.) y una campaña más transversal, que posicione esta cuestión de cara a la sociedad.
- Llamamos a la solidaridad internacional para proteger a las mujeres y disidencias que son víctimas de violencia política en todo el mundo, para evitar que se las discipline a través de la amenaza o de la muerte. Además, nos autoconvocamos para construir mecanismos de seguridad propios, pensados con estrategias de cuidados para protegernos entre compañeras y compañeres, reuniendo las experiencias y saberes de diferentes latitudes.
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En esta alerta denunciamos y proponemos. Es una herramienta más para defendernos y cuidarnos colectivamente y poder seguir luchando en todos los terrenos. Los espacios políticos pueden, deben y necesitan ser ocupados por nosotras y nosotres desde una perspectiva anticapitalista, feminista, y antirracista, anticolonial y antiimperialista porque ningún territorio de transformación nos es ajeno.
No queremos más este mundo que nos violenta y oprime. Queremos crear nuevas formas de vivir en sociedad basadas en el buen vivir. Defendemos el buen vivir como parte de nuestra política feminista, un mundo donde podamos existir y construir desde el derecho a la alegría. Porque, como dijo Emma Goldmann “No me interesa tu revolución si no puedo bailar en ella”.
Ante los intentos de asfixia de las derechas, el feminismo nos permite respirar. Sabemos que luchar sirve, como lo demuestra el logro del aborto legal en Argentina y la despenalización de la práctica en México, la Convención Constituyente en Chile y otros triunfos que tenemos como parte de nuestra revolución feminista.
En esta alerta llamamos a fortalecernos desde la alegría y la unidad internacional. A seguir ocupando las calles, los movimientos, encabezar las organizaciones políticas y disputar las instituciones.
Estamos aquí para cambiar todo.
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Primeras firmantes:
Talíria Petrone, Diputada federal y jefa de la mesa del PSOL en la Cámara – Brasil
Áurea Carolina, Diputada federal del PSOL – Brasil
Érica Malunguinho, Diputada en la provincia de San Pablo del PSOL, Mandata Quilombo – Brasil
Instituto Marielle Franco – Brasil
Vilma Reis, activista del Movimiento de Mujeres Negras, PT – Brasil
Coordinadora Feminista 8M – Chile
Camila Miranda, Fundación Nodo XXI – Chile
Pierina Ferretti, Fundación Nodo XXI – Chile
Luciana Peker, escritora, periodista y militante feminista – Argentina
AKAFEM Red Feminista Municipalista – Estado Español
Nieves Salobral Martin, integrante de AKAFEM – Estado español
Rocío Fraga Sáenz, activista feminista, exconcejala en A Coruña por la Marea Atlántica e integrante de AKAFEM – Estado español
Eva Abril, Responsable de feminismos de Barcelona En Comú – Cataluña
Oihana Etxebarrieta Legrand, Parlamentaria de EH Bildu en el Parlamento autónomo de Gasteiz – País Vasco
Patri Perales Hurtado, Parlamentaria de EH Bildu en el Parlamento autónomo de Pamplona – País Vasco
Monika Plazaola, Responsable del área de Feminismo y LGTBI de EH Bildu – País Vasco
Aiora Epelde Agirre, Responsable de Política feminista de SORTU – País Vasco
Idoia Zengotitabengoa Laka, Coordinadora general de la Fundación Iratzar – País Vasco
Elena Beloki Resa, Directora del departamento Internacional de la Fundación Iratzar – País Vasco
Janine Wissler, Diputada federal y Dirigenta de DIE LINKE – Alemania
Susanne Hennig-Wellsow, Diputada federal y Dirigenta de DIE LINKE – Alemania
Melanie Wery-Sims, mesa ejecutiva de DIE LINKE – Alemania
Julia Schramm, mesa ejecutiva de DIE LINKE – Alemania
Friederike Benda, mesa ejecutiva de DIE LINKE – Alemania
Bettina Gutperl, mesa ejecutiva de DIE LINKE – Alemania
Nina Eumann, Dirigenta del partido DIE LINKE en la Provincia Renania del Norte-Westfalia – Alemania
Cornelia Möhring, Diputada federal DIE LINKE – Alemania
Gökay Akbulut, Diputada federal DIE LINKE – Alemania
Heidi Reichinneck, Diputada federal y vocera de políticas feministas del grupo parlamentario DIE LINKE – Alemania
Elif Eralp, Legisladora en Berlín, links*kanax – Red de Migrantes en DIE LINKE – Alemania
ESP_Alerta feminista y antirracistaAutor(es)
La Fundación NodoXXI es una organización sin fines de lucro cuyo ánimo es contribuir con elaboración de pensamiento y herramientas prácticas a revertir la crisis de incidencia de las mayorías en la definición de los destinos de nuestro país.
El trabajo de Nodo XXI se estructura en torno a la promoción de diálogos, debates y acción, la formación de dirigentes y la elaboración de estudios, propuestas y opinión. Esto, con la perspectiva de pensar un proyecto alternativo al neoliberalismo que permita hacer de Chile un país inclusivo, justo y democrático.