A cuatro años de la revuelta social, más allá de las simplificaciones, conversar sobre las causas y mirar sus impactos sociales y políticos es un ejercicio que permite situar, sin atajos, las tareas del presente. Es así que nos preguntamos por la vigencia de las...
Crisis de los Cuidados: Miradas político – sociales de la región
- En Argentina se está reclamando reconocimiento salarial y de derechos laborales para la tarea de cuidados, comentó la investigadora. “Una disputa de en qué términos se va a dar ese reconocimiento. Y la cuestión del salario es muy importante porque lo que estamos viendo hoy acrecentado por la pandemia, es que son las infraestructuras populares feministas las que están enfrentando y sosteniendo los territorios en la crisis”, por eso se busca un reconocimiento salarial justo.
- En Uruguay “los cuidados ha sido un tema de grandes avances en los últimos años, que fueron motorizados por la sociedad civil, y particularmente por organizaciones de mujeres y feministas, y que tuvieron desde 2005 el apoyo de las 3 administraciones siguientes, con mayor o menor énfasis, pero se fue construyendo un sistema cuyos cometidos en su creación son de proveer, regular y articular servicios y prestaciones de cuidados para la población (…) es muy interesante esto porque toma los dos extremos de la relación quien es cuidado, y quien cuida”.
Un nuevo encuentro virtual propiciado por Fundación Nodo XXI y Friedrich-Ebert-Stiftung en Chile, el pasado 9 de julio centró la atención en la Crisis de los Cuidados: Miradas político – sociales de la región.
El foro fue moderado por la directora de Nodo XXI, Daniela López y reunió desde Argentina a Verónica Gago, militante feminista de “Ni Una Menos”, docente de la UBA y de la Universidad Nacional de San Martín, Investigadora del Consejo Nacional de Investigadoras Científicas y Técnicas e integrante de Tinta Limón; junto a Alma Espino de Uruguay, economista, docente e investigadora feminista, presidenta del Centro Interdisciplinario de Estudios de Desarrollo y Género.
Ambas revisaron los avances y retrocesos de sus propios países respecto de los Cuidados, en el contexto de la pandemia que azota al mundo. Y a la realidad de la materia, en la política regional, atravesada por la crisis sanitaria del Covid-19.
Alma Espino, dio a conocer que “la pandemia no es el origen de las desigualdades que nosotras conocemos, pero las ha mostrado con una virulencia, las ha reforzado y las ha recreado. Incluso ha creado otras desigualdades que se van dando, a partir de poder quedarse en casa, o no poder quedarse en casa, de tener mayor o menor acceso a los cuidados”.
La militante feminista reveló que en Uruguay “los cuidados ha sido un tema de grandes avances en los últimos años, que fueron motorizados por la sociedad civil, y particularmente por organizaciones de mujeres y feministas, y que tuvieron desde 2005 el apoyo de las 3 administraciones siguientes, con mayor o menor énfasis, pero se fue construyendo un sistema cuyos cometidos en su creación son de proveer, regular y articular servicios y prestaciones de cuidados para la población (…) es muy interesante esto porque toma los dos extremos de la relación quien es cuidado, y quien cuida”.
La docente agregó que “con el cambio de gobierno hemos tenido contra marchas, marchas hacia atrás”.
Asimismo ahondó, “cuando pensamos en los cuidados no solamente existe una mirada hacia las desigualdades -por ejemplo de carácter económico- sino que las desigualdades de género deben estar muy en el centro”. En Uruguay no se han propiciado apoyos para el sistema nacional de cuidados, en pandemia, relató Espino.
La economista feminista expresó que “aislarse es un lujo, porque cuidarse siempre ha sido un lujo. Y el distanciamiento social o físico ha tenido consecuencias económicas diferentes para los hogares. No todas las personas pueden dedicarse al teletrabajo”.
Espino, indicó que “lo que se puso en evidencia o debió haberse puesto en evidencia, ha sido la importancia de los cuidados, de los vínculos afectivos, de los hogares como fuente de bienestar, que no está presente ni siquiera en gobiernos que tienen una sensibilidad social especial. En definitiva el aporte de las mujeres al desarrollo de la economía y de la vida en sociedad”.
“Nos ha mostrado la necesidad de comprender que la vida humana importa, cuando las feministas hablamos de que la economía debe tener las vidas humanas en su centro, estamos diciendo esto”, señaló la militante feminista.
Espino recordó que, “la construcción de Sistema Nacional de Cuidados fue una iniciativa que se trabajó en coordinación con las organizaciones sociales. Es una buena lección, un buen aprendizaje, lamentablemente hoy en Uruguay no se le está dando la voz a las organizaciones sociales, a las ONGs, y a la gente”.
“Es importante construir institucionales y más importante estar alertas, porque como ven muy rápidamente se pueden dar marchas atrás”, sentenció la investigadora.
Por su parte, Verónica Gago desde Argentina planteó que “la noción de cuidados es una noción que está en disputa, y está vinculada a pensar el trabajo”. Tiene que ver con este vínculo, “cuando hablamos de cuidados estamos hablando de trabajo y como ha sido el proceso de visibilización”, expuso la militante feminista.
En Argentina se está reclamando reconocimiento salarial y de derechos laborales para la tarea de cuidados, comentó la investigadora. “Una disputa de en qué términos se va a dar ese reconocimiento. Y la cuestión del salario es muy importante porque lo que estamos viendo hoy acrecentado por la pandemia, es que son las infraestructuras populares feministas las que están enfrentando y sosteniendo los territorios en la crisis”, por eso se busca un reconocimiento salarial justo.
Gago, lanzó la alerta que apunta a “cómo hoy el espacio doméstico se convirtió en un espacio de laboratorio para el capital. Hay una suerte de espacio de ensayo de cómo se pueden reconfigurar las relaciones vinculadas a la explotación laboral, también en vínculo a qué significa cuidar, alimentar, hacerse cargo de la conectividad, por ejemplo, en condiciones de mucha injusticia. Qué pasa con esta suerte de casas fábrica, hiperexplotadas, agobiadas, hacinadas, saturadas muchas de violencia doméstica, otro de los temas más fuerte de esta pandemia”, resaltó la integrante de “Ni Una Menos”.
La docente feminista puso sobre la mesa la necesidad de “ir pensando, investigando, analizando entre nosotras cómo se está aprovechando este momento de emergencia, cómo una reconfiguración de las formas de explotación se manifiesta a través del endeudamiento doméstico, de nuevas formas de precariedad, esta hiperexplotación de las redes de cuidados. Algo en lo que tenemos que estar alertas”, advirtió.
Al mismo tiempo, relevó el desafío de “cómo trazamos permanentemente, el vínculo entre trabajo de cuidado, trabajo de reproducción de la sociedad y servicios públicos, es decir es indisociable cómo se piensa el trabajo de cuidado, de quién está a cargo, cómo se reconoce y cómo se labora; sin estrechar su vínculo con los servicios público, gratuitos y de calidad”.
Así evidenció “cómo el despojo neoliberal de los recursos públicos ha significado un empobrecimiento generalizado y eso estalla con la pandemia, tanto a nivel de los servicios de salud, como vivienda y educación”.
Una de las conclusiones se apega a que “hoy podemos mapear qué significa ese despojo de servicios públicos, en relación al trabajo que debe asumirse privadamente para enfrentar la crisis”.
De allí que exista “una hiperresponsabilización familiar individual de la crisis, en términos privados, porque hay una retirada enorme de la capacidad de los servicios públicos de hacerse cargo”, dijo la militante feminista.
En Argentina, se constituyó una mesa de mapeo de cuidados, por primera vez, para recabar datos. Se está empezando a discutir qué sería implementar un sistema de cuidados a nivel nacional, a nivel federal, contó Gago. Y ya se dan las discusiones que vinculan los cuidados con las normativas de teletrabajo y de licencias.
La discusión más fuerte viene por el lado de cómo se están organizando, a nivel popular, territorial, comunitario, barrial, diversas formas de cuidado “que mixturan autogestión con reclamo al Estado, con este empuje enorme que ha tenido el movimiento feminista en este país construyendo dinámicas capaces de problematizar, y crear debates, alrededor de los cuidados, definiendo estas estructuras concretas, que sin duda están respondiendo a la crisis”, concluyó Gago.
En el conversatorio participó Tatiana Hernández, del Observatorio de Género y Equidad y representante de la Asamblea Plurinacional Feminista de Chile, quien consultó respecto del futuro constituyente y cómo se visualiza en la región a modo de oportunidad para nuestro país.
A ese respecto la investigadora Argentina dejó entrever la expectativa existente respecto del camino que transita Chile. “Por ejemplo la discusión de sistema plurinacional de cuidados, el enorme empuje sobre qué es el neoliberalismo de la región; eso ha sido una enseñanza y un aprendizaje para toda la región. Yo creo que la posibilidad de la constituyente se abrió por esa movilización enorme y esa capacidad de lucha que se ha expresado con una creatividad y persistencia que han alumbrado a todo el Continente, y mucho más. La constituyente es una promesa de esos caminos que se abrieron con tanta lucha, tanta entrega y tanto esfuerzo”, señaló Gago.
También participó Gloria Maira, representante de la Asamblea Plurinacional Feminista y coordinadora de la Mesa Acción por el Aborto de Chile, quien planteó dudas sobre la reformulación del Estado y el cómo repensar la economía.
“Todas las maneras en que desarmamos la fórmula del endeudamiento -como vía para atravesar la crisis- es una alternativa para estar ya produciendo una salida de la crisis; que no sea a través de la financiarización compulsiva de las economía y de las vidas”, finalizó la investigadora feminista.